¿Qué ocurre con nuestra vivienda en un divorcio?

Cuando compramos una casa con nuestra pareja estamos en un momento muy importante de nuestra vida y no pensamos en que pueda llegar un día en el que queramos divorciarnos y tengamos que decidir qué hacer con dicha vivienda. Cuando una pareja rompe y se divorcia la casa es un tema complicado de tratar, en cambio si lo hablamos desde un principio puede ahorrarnos más de un problema en el caso de que ocurra el divorcio.
Como hemos comentado anteriormente hay una serie de trámites que pueden ayudar a largo plazo. Son documentos relativos que no deben estar atados a valores sentimentales ya que pueden ahorrarnos tiempo y dinero en el futuro.
Lo primero que nosotros recomendamos es hacer las capitulaciones matrimoniales, es un contrato o documento en donde se establece la relación económica que habrá en el matrimonio. Se podrá estipular, modificar o sustituir el régimen económico de su matrimonio.
Hay tres tipos de regímenes económicos diferentes en España: El régimen de bienes gananciales (establece que los beneficios o ganancias que se consigan durante el matrimonio son comunes para ambos. Se reparte a partes iguales) el régimen de separación de bienes (cada individuo conserva la propiedad de todos sus bienes por separado) y por último el régimen de participación (cada individuo posee el derecho a participar en las ganancias que obtenga el otro).
Otro documento que suele ser pesado y no recomendable es el testamento (declaraciones de la última voluntad de una persona, disponiendo de bienes). Este no es recomendable ya que es un documento que puede tener mucha carga emocional.
Si la vivienda es de alquiler
Este primer escenario es el más sencillo de todos ya que la casa no es de ninguno de los individuos. Lo más habitual es hablar con el casero para informarle, ya sea para seguir uno de los dos o finalizar el alquiler.
Tampoco afecta a los hijos en caso de que hubiera, lo mejor es que cada miembro de la pareja busque una nueva vivienda.
La Ley de Arrendamientos Urbanos establece unas obligaciones al arrendatario que se divorcia con respecto al arrendador; si no cumplen pueden tener consecuencias como la resolución o la extinción del contrato de arrendamiento.
Propiedad de ambos y divorcio de por medio
Cuando una pareja se divorcia, uno de los problemas es que van a hacer con la vivienda familiar. Esto se puede complicar mucho, por eso al principio de este post aconsejamos hacer capitulaciones matrimoniales.
En estos casos, puede haber acuerdos para vender la vivienda, lo primero que tendréis que hacer es pactar el precio de la vivienda; si no hay acuerdo deberéis realizar una tasación del inmueble, lo que se obtenga se deberá repartir al 50%.
Otra opción en caso de que uno de los individuos quiera quedarse la casa es que la otra persona le ceda su parte. Una vez que se haya visto la solvencia de la persona interesada se hará un cambio de condiciones en la hipoteca. Otra posibilidad sería cancelar la hipoteca y constituir un nuevo préstamo hipotecario con otra entidad.
También puede ocurrir que se realice una sentencia judicial por la que uno se quede con la vivienda para el cuidado de los niños. Esto implica que el banco no elimine a uno de los titulares por lo que sigue estando obligado a pagarla.
Comprar una vivienda antes del matrimonio
Aquí no afecta mucho el divorcio, es decir si no hay hijos de por medio la casa será de aquel que la compró antes del matrimonio y deberá ser el otro cónyuge quién abandone la vivienda.
Si hay hijos de por medio, lo primero es velar por ellos. En esta situación sí que puede darse el caso de que el propietario deba abandonar la casa para cederla a los niños y al otro miembro de la pareja, por tener la custodia en caso de divorcio, ya sea compartida o única. Solo cede su uso ya que la propiedad sigue siendo suya, en ningún caso se podrá alquilar la vivienda.
También puede ocurrir que la casa sea de los padres de uno de los cónyuges, aun así, podría quedarse a vivir la otra parte de la pareja con los nietos y no su hijo.
Comprar una vivienda después del matrimonio
Esto es lo más habitual y lo que más ocurre, normalmente cuando una pareja se une en matrimonio decide comprar una casa. Si la casa aún no se ha terminado de pagar deben continuar pagando hipoteca en el caso de divorcio y de un acuerdo. Aunque paguen la hipoteca, sólo podrá vivir en la casa uno de ellos.
Si no se llega a un acuerdo, lo más normal es deshacer la sociedad de gananciales (régimen económico matrimonial en el cual uno de los integrantes pone en común y divide por partes iguales los beneficios obtenidos). Después puede ser que uno de ellos compre la mitad de la casa al otro o vender la casa y que cada uno buscara una casa nueva.
Otra opción sería que uno de ellos comprase el 50% del otro y registre el inmueble como único propietario. Si no se llega a ningún acuerdo deberán vender la casa y repartir las ganancias.
En el caso de tener una vivienda y querer ponerla en venta, o de finalizar tu matrimonio y buscar una vivienda nueva para ti, podemos ayudarte en todo aquello que necesites para ambas gestiones. Gracias a nuestra amplia experiencia, en Soluciones Inmobiliarias Aragón contamos con las habilidades y herramientas para hacer posible aquello que necesitas. ¡Te esperamos!